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Julio Antonio Mella, educador social (página 2)



Partes: 1, 2

No menos importante fue la utilización de
folletos, revistas y órganos de prensa de la época
para exponer y difundir las ideas que consideraba necesarias para
movilizar a las masas, educándolas: Alma Mater,
Juventud, Lucha de Clases, Cuba Libre para los Trabajadores, Tren
Blindado, El Machete
y otros (incluyendo, cuando fue
posible, órganos de la prensa burguesa como El
Heraldo
y la revista Carteles)

De igual modo, su intervención directa en
mítines, actos de protesta y otras actividades
públicas, en las que con palabra fluida y sincera brillaba
por su claridad profunda y orientadora. Así como su
habitual intercambio de ideas con interlocutores diversos
(estudiantes, obreros, intelectuales y otros)

Los contemporáneos de Mella resaltaron sus
virtudes como dirigente político y, dentro de estas, su
capacidad par comunicar, educar, captar voluntades y movilizar.
Así, por ejemplo. Loló de la Torriente
refirió que "…charlaba y andaba de un lado
para otro, con aquellas pisadas fuertes, dejando oír
aquella su voz meridional y vibrante, que era inconfundible.
Más que pronunciar las palabras, parecía como que
las escupía, preguntando, oyendo, asimilando todo
género de conocimiento, y ganándose la voluntad y
hasta la simpatía de los que le eran adversos en
procedimiento e ideas, porque al cabo Mella tenía aquello
que llaman "ángel", madera de líder …"

(1: 268)

Y añadía:

"… su palabra elocuente, su gesto viril,
su figura apuesta, y sobre todo, la fuerza con que forjaba el
hierro vivo y ardiente, los dejaba a todos atónitos. Sus
razonamientos, en lo íntimo, los ganaba a todos, que
sentían gravitar en el ambiente aquella cosa terrible y
grandiosa que se llama una
revolución."

"… en los sindicatos, en las redacciones
de los periódicos, en los cafés, Mella ponía
el color y el sabor, porque dejaban de ser lugares donde se
charla, se escribe o se bebe, para convertirse en escuelas."

(2: 269)

Ilustrativas y valiosas son también las opiniones
expresadas por su camarada y amigo, Alfonso Bernal del Riesgo,
reflejadas en las ideas siguientes:

"Prefería argumentar a emocionar, aunque
emocionaba sin proponérselo, por virtud de su sinceridad
casi tangible y de eso que llaman efecto carismático,
sustancia sutil del liderismo auténtico"
(3:
249)

"Mella produjo discursos, folletos y revistas;
actos de fundación y de protesta; organizó,
publicó y gestionó… en condiciones muy
adversas."
(4: 251)

Pero al abordar la labor de Mella como educador social
no pueden obviarse sus ideas y quehacer en el campo de la
educación, sus preocupaciones por el desarrollo de esta,
atendiendo a su masividad y calidad.

Se destacan especialmente en este campo sus
proyecciones en torno al contenido y significado del
movimiento estudiantil por la Reforma Universitaria
, que
él encabezó. A este aspecto se asocia, en primer
lugar, una profunda crítica a la situación que
existía en la Universidad, incluyendo la del profesorado
que entonces laboraba en la casa de altos estudios.

Reflejo de esa crítica es la entrevista concedida
el 23 de noviembre de 1924 a Arturo A. Roselló, de la
revista Carteles, en la que afirmó

"La realidad de nuestra situación
comprende una lucha entre dos tendencias: la nuestra, la
creadora, activa, ansiosa de fórmulas nuevas, reclamando
procedimientos modernos, atención a las doctrinas y a las
ideas contemporáneas, y la de un profesorado caduco,
integrado por viejos fósiles, conmovedoramente ineptos,
incapaces de quebrantar la venerable rutina"
(5: 38-
39)

En la propia entrevista expresó ideas tales
como:

"Toda Universidad moderna tiende a un fin justo y
alto de ennoblecedora belleza: hacer avanzar las ciencias. En
nuestra Universidad no existe eso. El estudiante va allí,
no a formar su organismo espiritual, ni a nutrirse de savia
profunda, sino a cometer el acto material de conquistar un
título"
(6:39)

"La tecnología es hoy, universalmente, un
estudio fundamental y serio. En Cuba virtualmente, la
electricidad tiene aplicaciones trascendentales especialmente en
los ingenios. Sin embargo, en (ellos) todo el personal
técnico es extranjero. (…) Esto tiene, en pura
lógica, una explicación clara: en los
últimos tres años no ha salido de nuestra
Universidad ¡ni un solo ingeniero electricista!
(7:
39- 40)

Mella no se limitó a señalar los males que
aquejaban a la institución. Señaló
igualmente las vías y soluciones para erradicarlos. De
ahí sus concepciones sobre la democratización de la
universidad, que implicaba garantizar la eliminación de su
excesiva supeditación al estado, la autonomía
universitaria en lo político, lo administrativo y lo
económico, y el derecho de los estudiantes a participar,
conjuntamente con los docentes, en el gobierno de la
institución, lo que suponía la necesidad de un
profesorado revolucionario, verdaderamente comprometido con el
nuevo espíritu de la reforma. Al respecto,
afirmaba:

"El maestro necesita estar vinculado con la
ideología de su época y sentir los problemas de la
sociedad. De otra manera su labor resultaría
estéril (…) Sin un profesorado revolucionario, de
nada valen las otras reformas en la Universidad"
(8:
177)

Un profesorado comprometido significaba una universidad
comprometida, con una función social claramente definida,
que para Mella implicaba la participación de estudiantes y
profesores universitarios en tareas sociales como la
campaña contra el analfabetismo, la enseñanza de
los obreros y otros elementos pobres, la prestación de
servicios médicos y legales en los barrios y otras. De
igual modo, la implicación de la Universidad en el estudio
y solución de los problemas nacionales. Por ello en un
artículo titulado "¿Puede ser un hecho la
Reforma Universitaria?",
publicado tres meses antes de
su muerte, afirmaba que la Universidad debía servir de
cuerpo consultivo al Estado y que debía justificarse con
hechos que "…es un órgano social de utilidad
colectiva y no una fábrica donde vamos a buscar la riqueza
privada con el título"
(9: 178)

Pero Mella, sin desconocer la necesidad e importancia de
luchar por la reforma de la Universidad, al mismo tiempo
comprendió que una transformación radical de esta
no podría lograrse sin una revolución social.
Comprendió que una verdadera reforma universitaria no era
posible en una república que mucho distaba de aquella que
había soñado el Apóstol. No era factible
transformar la Universidad sin el cambio profundo de la realidad
económica, social y política que caracterizaba a
esa república, marcada por la dominación
neocolonial del imperialismo norteamericano y la existencia de
gobiernos como el de Alfredo Zayas, que eran instrumentos de esa
dominación.

Una carta fechada en Camagüey el 3 de enero de 1924
y dirigida a su amigo Araoz Alfaro, refleja claramente su
convicción cuando expresa:

"Creo que la Reforma Universitaria no
podrá ser definitiva con este régimen social, ni
que los estudiantes podrán, ellos solos, obtener todos los
fines. Creo (…) desde luego, que la Reforma Universitaria
es parte de una gran cuestión social, por esta causa,
hasta que la gran cuestión social no quede completamente
resuelta no podrá haber Nueva Universidad"
(10:
56)

Cuatro años después señalaba que
una reforma con espíritu revolucionario sólo
podía ser acometida con espíritu socialista, que
concebía como el único espíritu
revolucionario del momento. En esos términos se
refirió en el artículo "El concepto
socialista de la Reforma Universitaria
", publicado
también en 1928, en el que precisó igualmente cual
era la Universidad a la que se aspiraba. Sobre el particular
expresó:

"Luchamos por una Universidad más
vinculada con las necesidades de los oprimidos, por una
universidad más útil a la ciencia y no a las castas
plutocráticas, por una universidad donde la moral y el
carácter del estudiante no se moldee ni en el viejo
principio del "magíster dixit", ni en el individualista de
las universidades republicanas de América Latina o EE.UU.:
Queremos una Universidad nueva que haga en el campo de la cultura
lo que en el de la producción harán las
fábricas del mañana sin accionistas
parásitos ni capitalistas explotadores"
(11:
84)

Estaba consciente de que esa Universidad del porvenir
era un ideal que no se conseguiría inmediatamente, lo que
no negaba la significación de la lucha que se libraba por
alcanzarlo, en la que cada avance no se concebía como una
meta, sino como un escalón para seguir ascendiendo o un
arma más que se ganaba al enemigo para vencerlo en la
lucha final. Al mismo tiempo, destacaba el papel que la simple
lucha por ese ideal desempeñaba, expresado en la
obtención de lo que llamaba un doble triunfo:
"… agitar conciencias jóvenes ganando reductos en
el frente educacional contra los enemigos del pueblo trabajador,
y probar, ante todos los revolucionarios sinceros, que la
emancipación definitiva de la cultura y de sus
instituciones no podrá hacerse sino conjuntamente con la
emancipación de los esclavos de la producción
moderna
…" (12: 85)

Otro aspecto significativo de las ideas y el quehacer de
Mella en el campo de la educación es, sin dudas, la
concepción y creación de la Universidad Popular
"José Martí",
fundada el 3 de noviembre de 1923
por acuerdo del Primer Congreso Nacional Revolucionario de
Estudiantes, del que Mella fue principal promotor y
organizador.

El objetivo de la institución, en la que
laboraron estudiantes y algunos docentes comprometidos con la
Reforma Universitaria, era el de formar en la clase obrera y en
cuantos acudieran a sus aulas, una mentalidad culta,
completamente nueva y revolucionaria. Buscaba, por tanto, la
formación cultural y político- ideológica de
quienes se incorporaran a sus actividades, su
concientización como protagonistas de la lucha por la
transformación de la sociedad neocolonial
cubana.

Refiriéndose a este objetivo, Mella
destacó:

"El proletariado instruido ha de marchar a la
vanguardia (…) No hay ideal más alto que la
emancipación de los proletarios por la cultura y por la
acción revolucionaria"
(13: 37)

De modo que en el objetivo señalado se expresaba
la idea del conocimiento como fuente de la libertad.

Era indispensable, por tanto, contribuir al logro de ese
ideal, responsabilidad que correspondía a quienes tuviesen
los conocimientos necesarios. Transmitirlos era un deber de los
que tenían el privilegio del saber. Así lo
explicaba Mella:

"El tener pensamientos nuevos y no predicarlos es
una traición. El sentir una honda inquietud espiritual y
no descender hasta las masas populares para templar esa inquietud
en las luchas diarias de la actual sociedad, es una estupidez
nociva"
(14: 37)

Dos principios, el antidogmatismo científico,
pedagógico y político, y la justicia social,
sustentaban la Universidad Popular "José Martí",
que fue concebida como una de las armas para la
emancipación del pueblo, como una institución
destinada a destruir el monopolio de la cultura y promotora de
una labor de extensión universitaria. En tal sentido,
constituye un antecedente de proyectos que en diferentes
contextos epocales y mediante otras vías de
concreción han posibilitado la extensión de la
influencia educativa de las instituciones universitarias en
nuestro país. Puede ser considerada igualmente un
antecedente histórico de la universalización de la
educación, en tanto vía para garantizar el acceso a
esta de los trabajadores, de los sectores más humildes de
la población. Ello se refleja claramente en sus estatutos
y plan de estudios, que al decir de Mella comprendía
"… desde los altos cursos, de naturaleza superior
hasta lo más elemental, que es el propio alfabeto".

(15: 41)

Un tercer aspecto, igualmente significativo en las ideas
de Mella sobre la educación, es el de su
concepción sobre el papel del maestro en la
sociedad.

Al afirmar que no podía existir una Universidad
sin maestros, estableció una clara distinción entre
Maestros y Profesores. Consideraba que profesor podía
serlo cualquiera, que lo difícil era la obra del Maestro,
aclarando que no era tal aquel que sólo enseñaba
conocimientos aprendidos en viejos libros.

Su artículo "Los falsos maestros y
discípulos
" contiene hermosas valoraciones que
evidencian el alto concepto que Mella tenía de la labor
del maestro, que calificaba de solemne y trascendente. Son
opiniones que revelan respeto y admiración profundos hacia
aquellos que consagran su vida a la noble y digna tarea de
instruir y educar. Sirvan, a modo de ejemplos, las
siguientes:

"El Maestro es aquel que forma el carácter
del alumno, y por lo tanto, el que moldea, como artista
hábil el futuro de la sociedad en su aula: taller de
obrero excelso"º

"El Maestro es el faro luminoso que señala
la ruta a la juventud en el aula, y fuera de
ella"

"Es aquel que no se olvida nunca. Es aquel que
nos enseñó, junto con la Ciencia de la Universidad,
la verdad en la vida. El que tiene la enseñanza como
único fin de su existencia"
(16: 35)

Pero si de quehacer en el campo de la educación
se trata, no pueden obviarse las ideas pedagógicas que
sustentaron el Instituto Politécnico "Ariel",
fundado
en febrero de 1925 y codirigido por Mella con su camarada y amigo
Alfonso Bernal del Riesgo. Gracias a este ha podido ser conocida
esta faceta del líder revolucionario, a la que Bernal se
refirió explícitamente en una conferencia titulada
Las ideas pedagógicas de Mella, impartida
posiblemente en 1966.

El autor de la conferencia, ya fallecido,
sostenía la tesis de que "… no se
podrá escribir la historia de la pedagogía
revolucionaria cubana omitiendo el nombre de Julio Antonio
Mella"
(17: 233)

Aunque tuvo una corta duración- sólo diez
meses- las características del Instituto
Politécnico "Ariel" permiten apreciar la importancia
otorgada por Mella a la preparación de las nuevas
generaciones para la vida.

El instituto contaba con seis profesores, dos empleados
y unos treinta alumnos. Era mixto, para estudiantes de ambos
sexos, cuya alimentación se garantizaba mediante una dieta
confeccionada según instrucciones del director
médico del plantel. El menú era el mismo para
alumnos y profesores, que comían juntos.

Se garantizaba también servicio médico de
urgencia gratuito.

Se regía la institución por un conjunto de
normas y principios, contenidos en un documento (folleto) que
habían redactado Mella y Bernal, con la
colaboración de la esposa de este último, Carmen
Rodríguez.

Entre las ideas principales del folleto destaca la que
consideraba que lo fundamental en todo plantel de
enseñanza es el sistema general de educación, es
decir, el sistema, el método, la didáctica, la
ciencia y el arte de educar.

El sistema del instituto consistía en estudiar
pedagógicamente al niño y al joven al comenzar su
preparación y, una vez iniciada esta, que fuera
vigilado (seguido, atendido) constantemente,
aplicándose en cada caso el método que
correspondiera a su edad, desarrollo físico y mental,
estado de salud, etc.

Si se utiliza el lenguaje pedagógico actual,
puede afirmarse que se trataba de un sistema que tenía en
cuenta el diagnóstico inicial y la caracterización
de cada estudiante, así como el seguimiento de ese
diagnóstico con un enfoque personólogico, que
supone una atención diferenciada a tenor con el principio
de individualización de la enseñanza.

Los fines y objetivos de la educación se
expresaban en la idea de que "… la
instrucción no es una simple exposición de
conocimientos, sino el primer paso hacia la formación de
un nuevo carácter, de una personalidad definida, que
irá siempre en aumento y se completará en estudios
superiores, organizados en perfecta armonía en una forma
cíclica y con vista a una educación tanto
física e intelectual como moral"
(18:
235)

En consecuencia se pretendía, una
formación integral de la personalidad de los estudiantes.
De ahí la presencia de componentes tales como:

– El ejercicio físico sistemático,
aplicado según la edad y estado de salud de cada
educando.

– La estimulación de iniciativas para distraerlo,
a través de veladas literarias y científicas,
paseos campestres, funciones de cine y otras actividades
necesarias para su expansión y completa
cultura.

Se aspiraba a egresar un bachiller capacitado para su
ingreso a la Universidad, que fuese- al mismo tiempo-
"…un espíritu sano y fuerte, capaz de
comprender la vida, y gozarla en toda su intensidad, con el
tesoro de una verdadera educación"
(19: 240-
241)

Por ello se criticaba al profesorado que olvidando la
pedagogía científica y por carecer de
vocación profesional, daba una instrucción
incompleta y hacía trabajar al alumno estérilmente,
sin conformidad a un plan pedagógico, sin tener en cuenta
los resultados reales.

Se defendía el aprendizaje movido por el gusto de
aprender, por el valor social e individual que tiene el saber.
Esto explica por que Mella no se identificaba con la idea del
estudio para obtener premios en la escuela o en la casa. Era
partidario de estimular al educando, pero no solo mediante la
entrega de diplomas, premios y honores (la llamada
motivación extrínseca). Daba mayor importancia a la
premiación del esfuerzo mediante la admiración de
los amigos, el cariño de los padres y maestros, premios
que consideraba más fructíferos y creadores de un
sentimiento de noble emulación.

Era partidario, asimismo, de la idea de fomentar en los
estudiantes el hallazgo de la vocación sobre determinados
estudios, para crear hombres con amor a la cultura profunda. Con
ese fin, el instituto se proponía utilizar toda labor
eficaz de educación, mediante vías como la
investigación propia del alumno en libros, las
conversaciones con los maestros y los otros estudiantes y otras
que contribuyesen a la formación vocacional.

Las consideraciones expuestas sobre el Instituto
Politécnico Ariel permiten constatar la
preocupación de Mella por lograr, en su contexto epocal,
que ese "proyecto pedagógico" compartido con su amigo y
camarada Alfonso Bernal del Riesgo, garantizara una
educación de calidad.

Conclusiones

1. La influencia que en su tiempo ejerció Mella a
través de la intensa actividad movilizativa desplegada
como líder político revolucionario, sus ideas y
quehacer en el ámbito de la educación universitaria
y las ideas pedagógicas que puso en práctica en el
Instituto Politécnico Ariel, son expresiones concretas de
su labor como educador social.

2. Esa labor revela la contribución brindada por
Mella a la educación cubana y lo hace uno de los
precursores de nuestra pedagogía
revolucionaria.

Referencias
bibliográficas

1. Torriente, Loló de la. Viejo retablo. En:
Cairo, Ana. Mella. 100 años. Volumen

1. La Habana: Editorial Oriente, 2003: página
268

2. Ibídem: página 269.

3. Bernal del Riesgo, Alfonso. Estampa psíquica.
En: Cairo, Ana. Mella. 100

años. Volumen 1. La Habana: Editorial Oriente,
2003: páginas 249.

4. Ibídem: página 251.

5. Roselló, Arturo A. Hablando con Julio
Antonio Mella sobre la Revolución

Universitaria. Carteles, no. 30. La Habana, 23
de noviembre de 1924. En:

Santos, Mercedes. Marxistas de América. La
Habana: Editorial Pueblo y

Educación, 2002: páginas 38-
39.

6. Ibídem: página 39.

7. Ibídem: páginas 39- 40.

8. Mella, Julio A. Tres aspectos de la Reforma
Universitaria. En: Universidad

Bolivariana de Venezuela. Pensamiento Pedagógico
Emancipador

Latinoamericano. Caracas: Ediciones de la UBV, 2007:
página 177.

9. Ibídem: página 179.

10. Mella, Julio Antonio. Carta a Araoz Alfaro. En:
Cairo, Ana. Mella. 100 años.

Volumen 1. La Habana: Editorial Oriente, 2003:
página 56.

11. _______________. El concepto socialista de la
Reforma Universitaria. Tren

Blindado, México, septiembre de 1928.
En: Santos, Mercedes. Marxistas

de América. La Habana: Editorial Pueblo y
Educación, 2002: página 84.

12. Ibídem: página 85.

13. Mella, Julio Antonio: El nuevo curso de la
Universidad Popular. Editorial de

Juventud, noviembre de 1924. En: Santos, Mercedes.
Marxistas de

América. La Habana: Editorial Pueblo y
Educación, 2002: página 37.

14. Ibídem: página 37.

15. Roselló, Arturo A. Hablando con
Julio Antonio Mella sobre la Revolución

Universitaria. Carteles, no. 30. La Habana, 23
de noviembre de 1924. En:

Santos, Mercedes. Marxistas de América. La
Habana: Editorial Pueblo y

Educación, 2002: página 41.

16. Mella, Julio Antonio. Los falsos maestros y
discípulos. El Heraldo, La Habana,

16 de octubre de 1924. En: Santos, Mercedes. Marxistas
de América. La

Habana: Editorial Pueblo y Educación, 2002:
página 35.

17. Bernal del Riesgo, Alfonso. Las ideas
pedagógicas de Mella. En: Cairo, Ana.

Mella. 100 años. Volumen 1. La Habana: Editorial
Oriente, 2003: página 233.

18: Ibídem: página 235.

19: Ibídem: páginas 240- 241.

BIBLIOGRAFÍA

Buenavilla, Rolando. Investigación de la vida y
obra de destacados educadores. La

Habana: Instituto Superior Pedagógico "Enrique
José Varona", s/f (material impreso)

Cairo, Ana. Mella. 100 Años. Volumen 1. La
Habana: Editorial Oriente, 2003.

Instituto de Historia del Movimiento
Comunista y la Revolución Socialista de Cuba,

Mella. Documentos y artículos. La
Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 1975.

Santos, Mercedes. Marxistas de América. La
Habana: Editorial Pueblo y Educación,

2002.

Universidad Bolivariana de Venezuela. Pensamiento
Pedagógico Emancipador

Latinoamericano. Caracas: Ediciones de la UBV,
2007

 

 

Autor:

M. Sc. Edmundo de Jesús de la Torre
Blanco

Graduado de la Carrera Profesoral Superior de Historia
en el Instituto Superior Pedagógico (Actualmente
Universidad de Ciencias Pedagógicas) "Enrique José
Varona", de Ciudad de La Habana en el año 1976. Tiene 40
años de experiencia como docente, 25 de ellos en la
educación superior

Desde 1987 ejerce como profesor de Historia en la
mencionada universidad. Tiene la categoría docente
superior de Profesor Auxiliar. Ha ocupado diferentes
responsabilidades de carácter técnico e
institucional, entre ellas las de Metodólogo Nacional de
Historia de la Revolución Cubana, Jefe del Departamento de
Historia y Vicedecano Docente.

Ha cursado diversos cursos y estudios de postgrado,
incluyendo dos diplomados y la Maestría en
Educación Avanzada, de la que egresó en el
año 2001.

Ha impartido cursos de post grado sobre temas
históricos y metodológicos a profesores de la
enseñanza media y de otros institutos pedagógicos.
Ha participado en diferentes investigaciones y eventos
científicos. Es autor y/o coautor de 29
publicaciones.

Desde noviembre de 2006 hasta diciembre de 2008
trabajó como colaborador en la República
Bolivariana de Venezuela, desempeñándose como
Asesor Estadal de la Misión Sucre (educación
superior) en el estado Sucre.

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